¨Emigrar nos transforma¨
¿Verdadero o Falso?
Emigrar es un proceso transformador y trascendente para la vida de las personas. Porque nos ubica en una situación donde tenemos que comenzar de cero. Es decir, construir de cero nuevos lugares de pertenencia, nuevos vínculos, un nuevo hogar, un nuevo trabajo, entre otras cosas.
Todos estos cambios nos van a implicar un gran gasto de energía psíquica, poniéndonos a prueba en muchos aspectos de nuestra vida. Sumando, los duelos por lo que vamos a atravesar por la pérdida de los vínculos afectivos que dejamos en nuestro país.
Si bien, el acto migratorio puede ser un conflicto para nuestro psiquismo, también pueden haber cambios que nos favorezcan y nos hagan aprender mucho sobre nosotros.
Por un lado, en nuestra forma de pensar, ampliando nuestra mirada sobre la realidad. Así, comenzamos a cuestionarnos nuestros pensamientos, hábitos y estilos de vida.
También, vamos a desarrollar nuevos recursos frente a distintas situaciones que se presenten en el nuevo lugar. Incluso a veces, sorprendiéndonos de cómo actuamos en esos momentos, tal vez, muy distinto a lo que hubiéramos hecho en nuestro país de origen.
En general, uno no elige cambiar de un día para el otro, sino que ocurre porque el mismo contexto nos lo exige. Muchas veces, obligandonos a salir de la famosa “zona de confort”.
Si bien cada experiencia migratoria es distinta, en mayor o menor medida, siempre va a haber un crecimiento y maduración personal. Lo cual sucede, porque el propio viaje lo va a requerir, teniendo que ser flexibles y abiertos frente a nuevas circunstancias.
Por todo esto, podemos decir que es verdadero, migrar nos transforma de alguna manera.